martes, 28 de diciembre de 2010

Sombras en la Oscuridad


   Continua la odisea vampírica ideada por Guillermo del Toro con Oscura, segunda novela de la llamada Trilogía de la Oscuridad. En ella, mientras El Amo continua con sus planes para acabar de someter al mundo, los pocos miembros que forman la resistencia humana en Manhathan se encuentran entre dos bandos en guerra intentando encontrar un resquicio de esperanza para no desistir en su empeño definitivamente.

   Para casi todos los seguidores de esta saga, la segunda novela no se asemeja en algunos aspectos a la primera, en el sentido que la acción empieza muy floja para dar ir aumentando paulatinamente a medida que devoramos las páginas. No obstante, a mí no me pareció así, no fue esa mi sensación. Para mí la primera novela, Nocturna, fue todo un acierto a la hora de plantear e iniciar una historia de terror, dónde la originalidad de tratar al vampirismo como un virus, como una infección fue todo un acierto. Además, los varios puntos dónde se situaba la acción, y la presentación de los distintos personajes que conforman la historia se hizo de forma adecuada y muy atractiva, sin duda con la ayuda del experimentado Chuck Hogan. Decía Del Toro que la imaginación desbordante le hacía tener un montón de ideas y que había que ordenarlas bien para estructurar con lógica la novela. Pues bien, creo que Oscura es eso, una macedonia de ideas que se mezclan sin ningún control, dejando muchas lagunas en la historia y sin potenciar los puntos fuertes de su predecesora.



   Habrá que leer la última y tercera parte de la trilogía para poder hablar con propiedad, pero a estas alturas Oscura te deja la sensación de que sobra, de que quizás en lugar de tres libros, la historia que propone el oscarizado director de cine se podría perfectamente contar en dos. Más de la mitad del libro es un continuo no pasar nada, dónde se pierden en diálogos vacíos e inútiles en ocasiones. Se desperdicia la oportunidad de profundizar en personajes tan prometedores como el exterminador de ratas Fet o la doctora y epidemióloga Nora que pasa de ser coprotagonista a un papel secundario sin relevancia. Tan sólo los preludios o capítulos dónde se nos narran las aventuras de un joven Setrakian (el Alter Ego del profesor Van Helsing) en su cruzada contra los vampiros/nazis (la miscelánea entre la maldad de los oficiales del Tercer Reich y el vampirismo si es todo un acierto) que marcaron su vida. Al mismo tiempo, aparecen nuevos personajes que resultan nímios o ciertamente prescindibles como una cosmonauta que se encuentra en el espacio o un ex luchador de wrestling retirado.


   Otra cosa que no ayuda en absoluto es ver como los protagonistas eliminan tan fácilmente a los vampiros, despachando cientos de ellos sin casi sudar. Contrasta con lo que sucedía en la primera dónde el terror se anteponía a la acción. De todas formas, la novela sigue resultando entretenida y con un buen final, por lo que habrá que esperar que los autores rectifiquen en la tercera entrega y sepan pulir la historia, volver a los orígenes de Nocturna y presentarnos una culminación a la Noche Eterna a la altura. Aunque esta por ver si no es un problema añadido el hecho de haber matado en esta segunda entrega a su personaje más carismático y que dotaba de cierta fuerza a las novelas.

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