lunes, 12 de diciembre de 2011

PRESENTACIÓN DE LA FEDERACION ESPAÑOLA DE ARTES MARCIALES TRADICIONALES


Cuando: Sábado, 17 de diciembre de 2011
Hora: desde las 17:00 a las 20:00 horas.

Dónde: instalaciones deportivas de APADEMAR (Frente a la antigua Cárcel de Córdoba)


   "Celebro tener la ocasión de dirigirme a tod@s con el motivo de presenta de forma oficial la FEDERACIÓN ESPAÑOLA DE ARTRES MARCIALES TRADICIONALES. Con el fin de conocer todas las posturas de los Directores de clubes y Profesores de Artes Marciales, para tener una perspect ...iva global de los intereses del sector le convocamos para una reunión donde poder comentar distintos aspectos Federativos y de las Artes Marciales, y que nos planteen su punto de vista. 

    Si Usted, es Profesor o C.N de algún Arte Marcial, y está interesado en asistir para argumentar sus puntos de vista, ideas, etc., puede acudir a esta reunión.
Nos gustaría poder contar con su presencia y que nos aporte su opinión, como Profesional.
   Los puntos a tratar son los Siguientes:
- Información de la nueva Federación Española de Artes Marciales Tradicionales.
- Fines de la Federación.
- Responsables de los distintos Departamentos.
- Las Delegaciones Provinciales y sus objetivos, a través de la Federación Andaluza
- Eventos y Competiciones.
- Ruegos y Preguntas.
   Sin otro particular y esperando su asistencia reciba un cordial saludo".

                                                                                         
 Santiago Domínguez Navarro
 
 Presidente de la FAdAMT

 

        

miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Y si Orfeo se hubiese enfadado?


   Shadows of the Damned, la última aventura salida de la mente de los míticos, Suda 51Mikami y Yamaoka parece una versión exagerada del famoso episodio de Orfeo y Eurídice de la mitología. No estamos ante un juego revolucionario, ni que suponga una evolución técnica destacada, más bien se trata de un tipo de videojuego visto ya en multitud de ocasiones, una aventura en tercera persona con cámara al hombro en la que nos vamos enfrentando a multitud de ordas de demonios de diversos tipos, a complejos puzzles y jefes finales bastante exigentes. Lo que realmente hace destacar a este título entre los demás es su desgarrante y ácido sentido del humor, presente durante todo el desarrollo de la aventura.Que el humor negro y desenfadado sea el argumento más notable para destacar un videojuego no dice mucho a favor del mismo. Sin embargo en esta ocasión haremos una excepción.



   Nos enfundamos en la piel de García Hotspur, un cazademonios hispano al que el todopoderoso señor del inframundo Fleming  ha raptado a su novia  Paula para desafiarle. Como no podía ser de otra manera, y con el apoyo de nuestro fiel Johnson (una calavera parlante y chistosa que es también un demonio y que tiene la habilidad de transformarse en diversas armas) nos embarcaremos en un viaje de locos en el más chiflado de los infiernos que hayamos conocido. Un infierno por ejemplo dónde las puertas están selladas con vello púbico de demonio, dónde las cerraduras son cabezas de bebés llorones que se abren con fresas, ojos o cerebros y dónde los puntos de guardado son bichos con alas que defecan cuando guardas.



   En cuanto a lo que a la jugabilidad se refiere, la propuesta de Grashopper es un título de acción clásico y bastante lineal. No hay coberturas y resulta frenético porque no da tregua al jugador en casi ningún momento. Deberás de jugar con la luz y la oscuridad durante toda la partida tanto para resolver los puzzles como para derrotar a ciertos enemigos. La banda sonora y el apartado sonoro es digno, pero los gráficos quedan un poco por debajo de lo que habría que pedirle a un juego de esta generación. Este defecto parece no obstante hecho a conciencia, como si los desarrolladores hubiesen confiado en el argumento y su sentido del humor para triunfar descuidando un poco el apartado técnico. Por ello mi nota es un 7, pues estamos ante un juego sorprendente en muchos sentidos y muy prometedor pero al que quizás le ha faltado pulirlo un poco más ante de sacarlo a la luz.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Yo nunca bebo..... vino


   La sangre es vida. Esta es una doctrina que se encuentra en la mayoría de las culturas. Las historias de vampiros están muy de moda actualmente, sobretodo entre la población joven. Sin embargo, el encanto del personaje en sí y el carisma de El Conde Drácula beben de su fuente original que no es otra que la novela de Stoker. Difícilmente son parangonables las visiones de ese no muerto romántico, astuto y cruel que nos presentó el célebre escritor irlandés con la imagen de sex symbol y metrosexual que hoy en día se atribuyen los de su especie. Por ello es bueno a veces regresar al inicio, allí dónde todo nació para recordar el porqué del mito. Esto es lo que han hecho Eduardo Bazo y Jorge de Juan con su obra de teatro Drácula y que han representado estos días en el Lope de Vega de Sevilla, con un gran actor como Emilio Gutiérrez Caba y el conocidísimo Ramón Langa como primeras espadas.


   Llevar al teatro a un personaje tan mundialmente conocido, un icono de la cultura gótica y que ha sido representado en el cine en miles de ocasiones, se antoja cuanto menos arriesgado. Desde los vampiros oscuros de Hammer, el románticismo empedernido de Coppola o la sugerente Déjame entrar sueca, la figura del no muerto ha tenido una relevancia notable en la sociedad, si bien es extraño encontrar una representación teatral del mismo, del Drácula más clásico, encima de un escenario. No obstante, cabe mencionar que la primera lectura original de la novela de Stoker se hizo por un grupo de actores teatrales y que la obra que hoy comento es una adaptación que hizo Hamilton Dean allá por los años 20, y que entre otras figuras han interpretado el mítico Bela Lugosy o Frank Langela. Lo mismo podríamos decir de su némesis, el profesor Van Helsing, quién ha visto en su piel a leyendas como Peter Cushing o esperpentos holliwoodienses como Hugh Jackman, pasando por un merecido homenaje en la figura de su tocayo Setrakián (Trilogía de la Oscuridad de Benicio Del Toro).

   Es un placer para los amantes del género y del Drácula original ver la obra en directo. El magnífico papel desempeñado por el elenco de intérpretes hace que disfrutes de la trama a pesar de ser conocidísima y bastante redundante. Sin embargo, uno nunca se cansa de ver el espíritu joven y luchador encerrado en ese cuerpo anciano del profesor Van Helsing, la irónica cordura de Renfield en sus delirios, los arrebatos de valor del joven Harker tan loables como estúpidos o el magnetismo del demonio con exquisitos modales.  El mayor acierto bajo mi punto de vista, es recobrar esa figura clásica del conde, con su porte aristocrático y su avidez de sangre y de encontrar una compañera en la solitaria eternidad. Se toman algunas licencias con respecto al texto original, pero son necesarias y pasan innadvertidas en su mayoría. Se potencia la trama con diálogos largos, claros y cargados de tensión, como en este tramo que os dejo a continuación (grabado con el Iphone) y que pertenece a la mejor parte de la obra: cuando Drácula se quita la máscara (literalmente hablando) ante el viejo profesor:



   Pero no todo es oro todo lo que reluce. Los efectos especiales, si bien son cuanto menos apreciables al tratarse de teatro y no cine, dejan un sabor agridulce pues en ocasiones despiertan en el espectador una carcajada en lugar de un grito. Esto en una obra englobada en el género de terror no es bueno, y quizás sea su punto débil. Puede que sean estos efectos un tanto cutres en ocasiones, puede que sea que la historia resulta ya muy mascada, puede que sea su final un tanto descafeinado o puede que sea tal vez que la sociedad actual es menos sensible a los estímulos que antes te hacían agarrarte fuerte a tu butaca. Sea como fuere lo cierto es que la obra no da miedo. No transmite ese sentimiento sobrecogedor que seguramente si transmitía cuando fue escrita. Los tiempos están cambiando, y la figura de El Conde Drácula no atemoriza a las masas como antaño, al menos fuera de Rumanía. Eso sí, en esta versión el conde infunde al menos respeto, mucho respeto, pues no deja de ser intimidante estar ante un Conde Drácula que habla como Bruce Willis.

miércoles, 21 de septiembre de 2011

Siempre nos quedará París

  
   París es la ciudad más visitada del mundo. Cada año, millones de turistas recorren sus calles y bulevares con caras de admiración e incredulidad. Su nombre viene del pueblo galo parisios, y aunque no se conoce exactamente su etimología, parece ser que París significaría algo así como Casa o Templo de Isis (diosa egipcia a los que los parisios rendían pleitesía). Históricamente estamos ante el escenario principal de grandes acontecimientos, y actualmente es una urbe de más de once millones de personas dónde la multiculturalidad alcance límites inexplorados hasta la fecha. Bañada por las tranquilas aguas del Sena y bajo la sombra de la espectacular Torre Eiffel, París espera al viajero con los brazos abiertos para mostrarle todos sus secretos y brindarle una experiencia única.



   Disfrutar de una ciudad que tiene tanto que ofrecer dependerá en gran parte del tiempo que se disponga. Es obvio, que si sólo tenemos un fin de semana debemos de apurar nuestras visitas a los puntos clave de la ciudad, pero si contamos con algo más de margen podremos incluso descubrir algún que otro rincón no demasiado conocido por el gran público. Otro dato a tener en cuenta es que estamos hablando de la capital de Francia y por tanto de uno de los motores de la economía mundial. París es muy cara (carísima) y nuestro bolsillo se verá claramente mermado, pero es un precio que merece la pena pagar. En cuanto al idioma, está claro que si sabes o tienes nociones básicas de francés tienes mucho ganado, pero si no es así con un nivel medio de inglés es suficiente (hay castellanoparlantes, pero escasean).



   Se pueden optar por varios tours en la ciudad dependiendo de lo que más nos llame la atención. Podemos visitar los monumentos más conocidos y emblemáticos, los museos más ilustres y que albergan las más afamadas obras del arte mundial, las bohemias orillas del Sena con ese espíritu romántico, inconformista y libre. Existe un París clásico y otro moderno, al igual que también existe un París de noche y otro de día. También hay varias alternativas para conocer la ciudad desde las alturas y disfrutar de las mejores vistas, todas ellas son igualmente recomendables y no me decanto por ninguna en especial. Aunque hayas viajado a París ya en alguna ocasión, siempre te ofrece algo nuevo y te vuelve a enamorar. Si te conoces las ciudad al dedillo, siempre puedes optar por los alrededores que van desde la fastuosa Disneyland hasta los jardines y palacios de Versalles.

   Lógicamente los 10 lugares o monumentos que a mi parecer no deben faltar en tu itinerario son: La Torre Eiffel (hay que subir, estar en París y no hacerlo es como entrar en un Mc Donall y pedirte una ensalada), Notre Dame (para mí el sitio dónde puedes conseguir las fotos más increíbles como la que ilustra el inicio del post), Museo del Louvre (quizás demasiado masificado pero no dejes pasar la ocasión de caminar por sus pasillos y contemplar la Gioconda o la Venus de Milo), Museo de Orsay (menos conocido pero incluso más recomendable que el Louvre, pues contiene los cuadros impresionistas más famosos de Van Gogh, Degas, Monet, Milet, Manet, Renoir, Cézanne, etc y además es una visita mucho más tranquila y relajada), el Sena y sus islas (puedes optar por navegar con un vaporcito o simplemente el placer gratuito de pasear por sus orillas junto a los cientos de típicas librerías antiguas o bouquinistes), los Campos Elíseos (sin duda la calle más famosa de París con sus grandes comercios y el Arco del Triunfo de fondo), el Mouline Rouge (recomiendo visitarlo de noche aunque no consigamos entrar, pues de día pierde parte de esa magia que su aura desprende), Sacré-Coeur (una iglesia hermosa sobre una hermosa plaza situada en la cima de una colina), Los Inválidos (que abarca desde el museo de la armada hasta la tumba de Napoleón) y sus plazas, puentes y jardines (La Bastilla, La Concorde, Puente Alexandre III, Trocadero, Madeleine, etc).



   Siempre se ha dicho que los niños vienen de París porque es un buen sitio desde el que venir, ya que según Hemingway "Si tienes las suerte de haber vivido de joven en París, entonces durante el resto de tu vida ella estará contigo, porque París es una fiesta". Allí fueron niños Édith Piaf o la traviesa AmélieEnrique VI consideró que "París bien valía una misa" y luego llegaría la Revolución con su consabido lema de Libertad, Igualdad y Fraternidad y su Marsellesa que se convertiría en el himno de los oprimidos. Napoleón la llevó a la cima y Napoleón III hizo el resto. Sobrevivieron a la ocupación nazi a pesar de que Hitler preguntaba con insistencia "¿Arde París?". Llegaría el Mayo del 68 con las protestas estudiantiles, la Sorbona y Jean Paul Sartre... Menos mal que la ciudad no sucumbió a la locura de Hitler y como le decía Bogart a Bergman al final de Casablanca..."Siempre nos quedará París".

lunes, 19 de septiembre de 2011

Entre lo divino y lo humano

  
   Ayer, la magia de Corteo del Cirque du Soleil inundó nuevamente Sevilla. El grandísimo espectáculo de la compañía canadiense es un desfile carnavalesco, una algarabía surrealista en la que el payaso Mauro imagina cómo será su funeral, repasando todos los personajes maravillosos y vivencias increíbles que ha experimentado. La mezcla de espontaneidad, comedia, acrobacias, diversión, belleza visual, música, danza y poesía en imágenes llevará de nuevo al espectador hasta un lugar imaginario, una ceremonia onírica que está entre lo terrenal y lo celestial, entre lo real y lo fantástico.



   Fue mi segunda vez tras Saltimbanco, y una vez más el show mereció cada euro que costó la entrada. Mientras que Saltimbanco es el pionero de sus espectáculos, dónde se funden los colores y la luz con las acrobacias más inverosímiles, Corteo te sumerge en una atmósfera gótica y oscura, con unos personajes de tinte románticos y melancólicos. Los números cirquenses propiamente dicho, carecen quizás de la majestuosidad de otras veces, pero si a estos le sumamos una escenografía insuperable, un vestuario y maquillaje soberbios, una banda sonora inmejorable y la pasión y entrega de cada uno de los actores y acróbatas obtenemos un resultado que contradice a las Matemáticas y le da la razón al Holismo o AristótelesEl todo es mayor que la suma de sus partes.


   Corteo es un viaje que abarca desde lo más grande a lo más pequeño, y te transporta a una hermosa fábula que nos cuenta lo trágico y lo cómico de la vida. Acompañaremos a Mauro en busca de su humanidad, de aquello que nos haga comprender que esta vida merece ser vivida. Un poema en movimiento, que se sirve desde los más simple (una escalera) hasta lo más complejo (sofisticadas plataformas mecanizadas). Un recorrido en la que el espectador es uno más, interactuando como es norma habitual en este circo dentro del show. Dicen que justo antes de morir ves pasar tu vida en un momento y esto es lo que representa Corteo. Mientras le entregan sus alas para unirse a los ángeles que vigilan el cielo, contempla con nostalgia y júbilo como Loquillo tenía razón cuando tituló una de sus canciones que La vida es una fiesta.

miércoles, 14 de septiembre de 2011

sábado, 10 de septiembre de 2011

Entre los hombres siempre serás un extraño

  
   Ya sea en el cine, en la literatura, en los cómics o en los videojuegos, la figura del antihéroe siempre va ligada al éxito. Hoy en día la figura del héroe de gran corazón y motivaciones loables está en franca decadencia. Se lleva más el arqueotipo de héroe oscuro cuyas hazañas no son del todo altruistas. Ejemplos tenemos a miles, desde Don Quijote o El Lazarillo de Tormes en los libros, a Jack Sparrow, John McClane o al mismo Vegeta en la pantalla. Punto y aparte merecen la figura de los vampiros, representantes antaño del terror más ancestral han sufrido una transformación Kafkiana y han pasado a ser los antihéroes por excelencia. Ellos tardaron siglos pues cuentan con el don de la inmortalidad, los zombis han tardado mucho menos. Hoy os traigo otra novela del fenómeno zombi que tanto ha aflorado en la sociedad española desde hace un tiempo, pero no se trata de una novela al uso, ni siquiera puede catalogarse de una obra de terror. Hablamos de Diario de un zombi, de Sergi Llauger.


   Cuando uno es un autor novel debe de apostar sobre seguro para que su primer libro cale y suponga el empujón o impulso para la llegada de muchos otros. En este caso, Sergi usa un método no tan original, pero que siempre resulta efectivo: la visión del monstruo. El punto de vista del villano representa una óptica que siempre depara esa disyuntiva moral de marcar los límites de la difusa línea entre el bien y el mal. Es fácil hacerlo cuando se trata de un vampiro o un gángster renegado con sentimientos, el problema radica en hacerlo con un zombi, una criatura que carece de alma y consciencia, sólo controlada por su instinto.

   Erico Lombardo es un joven que como la gran mayoría de la población mundial ha sucumbido a la pandemia zombi. Sin embargo, Erico es único en su idiosincracia pues por motivos que no desvelaré ha conservado la capacidad de pensar, razonar, recordar y soñar. Como el propio personaje reconoce a lo largo de la novela, tiene lo peor de los dos bandos: por un lado está muerto fisiológicamente hablando y por el otro conserva la psique intacta. Esta curiosa circunstancia hace que Erico sea un ser neutral, un zombi pero con espíritu humano, un ser humano pero inerte o, como diría Nietzche, un extraño entre sus semejantes. En tiempos del Apocalipsis, Erico intenta llevarlo de la mejor manera posible. Se agencia un buen apartamento, va al cine o de compras a las más lujosas boutiques y se alimenta de insectos o animales. Sin embargo, en medio de toda esta vorágine de destrucción y muerte, conocerá a una niña que lo cambiará todo, tanto a él como al futuro negro que se presagia para la humanidad. Juntos emprenderán un viaje de supervivencia y de crecimiento personal, sobretodo para Erico, que descubrirá que aunque carece de glándulas para procesos fisiológicos su capacidad para sentir, su humanidad que creía perdida el día que se transformó volverá a refluir en él. Una evolución que es el epicentro de la novela y que postula una capacidad para desarrollar sentimientos no basada en lo visceral o procesos biológicos, sino puramente espiritual, como un principio innato y universal que existe en cada unos de nosotros.





   Técnicamente se nota que la bisoñez del autor. Los primeros capítulos no son lo mejor de la novela por así decirlo, aunque después se puede justificar con la idea de que es el propio Erico, sin formación alguna, el que escribe el texto en teoría. No obstante, no puedo obviar que el humor también es una constante en la obra (quizás de más a menos) y esto convierte el texto en apto para toda clase de públicos. Descubrimos también algún guiñó a los clásicos del género y algún que otro tópico, como presentar a algunos supervivientes como los verdaderos villanos de la novela. Ese cliché de que las personas pueden desarrollar toda su maldad en situaciones límite vuelve a ser patente, tocando disimuladamente otros aspectos más ásperos como pueden ser el racismo, o los prejuicios. A todo esto debemos de sumarle un final con una parte abierta como todo relato con un antihéroe debe tener.

   Es interesante la variable que introduce Sergi de desvelar poco a poco el pasado de Erico, esa vida que vivió antes de convertirse en un caminante. Nos sirve no sólo para encontrar un origen a la evolución de Erico, sino que también nos hace reflexionar sobre temas tan recurrentes como el Destino, Dios o el Karma. Descubriremos que Erico padece lo que yo denomino "El Síndrome de Peter Parker" que viene a ser que le cada vez que parece que las cosas le empiezan a ir bien le ocurre alguna desgracia. Sin embargo puede que a pesar de todo, el bueno de Erico sea un elegido, un protegido. Reune todas las cualidades para ser el guardaespaldas perfecto de la única criatura que puede rescatar al mundo de su incipiente final. No tiene que dormir, no siente dolor, puede detectar a tanto a los humanos como a los zombis por lo que puede evitarlos y sobretodo no puede morir pues ya está muerto. La pregunta no obstante que se planteará Erico a lo largo de sus peripecias y el mismo lector al avanzar las páginas es ¿Merecen los hombres una segunda oportunidad?


martes, 6 de septiembre de 2011

A fin de cuentas, todo es un chiste




   Estando de guardia en el trabajo el pasado lunes, comprobé como la cadena La Sexta 3 emitía por la mañana una de, para mí, las mejores películas del cine: El gran dictador, de Charles Chaplin. En realidad, encontrar ese chispazo de frescura en la programación que hoy en día ofrece la polémica y defectuosa TDT me hizo evocar recuerdos no tan lejanos cuando una sobremesa de sábado podías disfrutar en La 1 de películas como El Chico de Chaplin o Un día en las carreras de los Hermanos Marx. Otros tiempos sin duda, donde aún había sentido común en las televisiones, donde los cotilleos y la telebasura aún no se habían adueñado de las parrillas televisivas, donde cadenas como Divinity o Telecinco sólo existían en la mente de algún empresario con ánimo de lucro  y visión futura, pero sin principios. Ésa reflexión me animó a escribir este post, que forma parte de la sección Escena Míticas del Cine y que va dedicada al más grande cómico de todos los tiempos y al actor/director más carismático del mundo del cine mudo: Chaplin.

   Sir Charles Spencer Chaplin, nació en Londres y murió en Suiza en la navidad de 1977 a los 88 años de edad. Fue un actor/director de cine que durante su prospera vida filmó alrededor de 90 películas (las más destacadas pueden ser El gran dictador, Candilejas, Tiempos Modernos o Luces de Ciudad) que compaginó con su otras facetas como la de escritor o compositor. Su popularidad llegó al clímax con la interpretación de un personaje conocido como Charlot, cuya imagen hoy en día es todo un icono del cine mudo. Fue nominado para el Premio Nobel de la Paz en 1948, obtuvo el Óscar honorífico en 1972 y el título de Sir en 1975. Se casó cuatro veces y tuvo tres hijos: Geraldine, Josephine y Sydeny.



   Su personaje de Charlot apareció por primera vez en la película Carreras Sofocantes de 1914, y después repetiría en varias cintas más, siendo las más destacadas El Chico o Vida de Perros. En El gran dictador, su papel aunque es el de un barbero judío, recuerda bastante al de Charlot tanto físicamente como en las formas. Charlot es un vagabundo de buen corazón. Su clásica indumentaria destaca por su bombín, su bastón, su chaqueta estilo frac y su peculiar manera de caminar con los pies muy abiertos. A pesar de su estatus social, Charlot se esfuerza por comportarse con una educación y unos modales digno de cualquier caballero británico. Prácticamente acepta cualquier trabajo, y se ve envuelto en multitud de travesuras, aventuras y escapatorias de la policía dónde debe emplear su increíble ingenio para salir airoso. Esta primera escena, pertenece a la película El Chico y es para muchos una de las más emotivas que jamás se hallan rodado.



   La siguiente escena no pertenece a ninguna interpretada por Charlot. Es el final de Candilejas, dónde dos auténticos genios como son Chaplin y Buster Keaton se juntan para demostrar su extraordinario talento y su asombrosa capacidad para transmitir sentimientos a través de las situaciones más absurdas y el humor más creativo.



   La siguiente escena, es sólo un fragmento perteneciente a la película Tiempos Modernos. En ella, vemos a un inocente Charlot patinando con los ojos vendados ajeno al peligro que lo rodea. La escena en sí transmite esa ternura sensible que cualquier película protagonizada por el vagabundo despierta en todos nosotros. Que estas películas sean etiquetadas como clásicos y olvidadas es un auténtico crimen. Cada niño debería de tener la oportunidad de crecer con estas películas que transmiten con sencillez una calidad humana difícil de encontrar en las producciones de hoy en día y que me abstendré de dar nombres para no darle publicidad.



   Por último, os dejo unas escenas pertenecientes a la susodicha El gran dictador (primera película hablada que hizo Chaplin). Esta película escrita, producida e interpretada por Chaplin, se estrenó en 1940 aunque por ejemplo en España fue censurada hasta la muerte de Franco. Se trata de una crítica sarcástica al fascismo en general y a Hitler y su nacionalsocialismo en particular. La película es maravillosa y anticipa muchas de las barbaridades que se conocerían tras la Segunda Guerra Mundial, aunque el mismo Chaplin dijo después que jamás habría rodado la película tras conocerse el horror judío en los campos de exterminio. En ella, Chaplin interpreta a la vez al dictador de Tomania y a un barbero judío, cuyo parecido físico es notable. El dictador, Adenoid Hynkel es prácticamente un clon de Hitler, un hombre inseguro, infantil, egoísta y totalmente incapaz de gobernar un país. Esta primera escena que veremos es la más famosa de la película, dónde el dictador juega con un globo terráqueo que acaba explotando física y metafóricamente en sus manos.



   En la película no sólo se parodia a Hitler, sino en la crítica también tiene cabida los personajes más relevantes que rodearon al Führer. Así encontramos a Benzino Napoloni (Musolini), Herring (Hermann Göring) ó Garbitsch (Goebbels). El rodaje de la película comenzó sólo ocho días después del comienzo de la Segunda Guerra Mundial, y propició el exilio de Estado Unidos (por entonces neutral en el conflicto) de Chaplin, acusado de actividades antiestadounidenses y comunistas. Como curiosidad diremos que Hitler (que era cuatro días menor que Chaplin) pidió ver la película aunque desconocemos su parecer al respecto tras visionarla. En esta penúltima escena vemos a Chaplin interpretando al dictador en un discurso a su nación. El idioma, aunque se parece al alemán es totalmente inventado por Chaplin, lo que no le resta credibilidad y dota a la escena de realismo imitando la capacidad de Hitler para hablar y convencer a las masas:



   Por último os dejo el discurso final y última escena de la película dónde el barbero judío es confundido con el dictador por sus propios hombres y obligado a dar un discurso, sólo que este no resulta ser como todos esperarían. El discurso del barbero simboliza lo que es en sí la película. Más allá de la crítica y la caricatura que se hace del fascismo, la cinta de Chaplin es un canto a la esperanza, a la democracia, a la unión de los pueblos, a la paz y a la libertad. Titulo este post con una famosa cita de Chaplin, pero es justo reconocer una actualización de la misma que dijo tras conocerse la barbarie del Holocausto: "La vida ha dejado de ser un chiste para mí; no le veo la gracia.."



miércoles, 31 de agosto de 2011

El sueño americano de Belic


   Las cosas se hacen para hacerlas bien. Esta es la premisa que siguen a raja tabla los chicos de Rock Star. Ellos inventaron un género como son los sandbox, y demuestran en cada entrega que siguen siendo los mejores en su terreno. Muchos juegos prometen la luna con trailers adelantados e imágenes sueltas que filtran para despertar una expectación inusitada que cuando el producto sale al mercado y llega a nuestras consolas provoca una gran decepción. Este no es el caso de esta compañía, que incluso podemos afirmar que se superan con cada juego y marcan la línea a seguir por las demás. Estamos hablando de una saga que sin duda es la que cuenta con más seguidores en todo el mundo, y más concretamente de su última entrega que salió hace ya algún tiempo: Grand Theft Auto IV.



   Desde fuera, este GTA puede resumirse como un mundo loco dónde uno no deja de delinquir constantemente. Nada más lejos de la realidad. GTA IV cuenta una historia que bien podría firmar el mismísimo Scorsesse. Somos Niko Belic, un inmigrante de la Europa del Este que llega a Estados Unidos, a la consabida Liberty City (Nueva York) para realizar su sueño americano. Sin embargo, no se puede escapar del pasado, sobretodo cuando arrastras el pasado que arrastra Belic. Atormentado por sus recuerdos y por la culpa, Belic deberá recurrir de nuevo a su impresionante formación militar para ponerse al servicio de los clanes mafiosos que controlan la ciudad e ir escalando poco a poco en la jerarquía. Ganarás dinero y reputación, tu nombre pronto será conocido tanto por las bandas criminales como por la policía, y en medio de este entuerto deberás intentar llevar una vida lo más normal posible (conociendo a chicas, jugando al billar o a los bolos, comprándote ropa, emborrachándote, etc..) hasta conseguir un objetivo definitivo que es al fin y al cabo lo que te ha llevado hasta allí: Venganza.

   Técnica y gráficamente estamos ante una obra maestra que a pesar de tener ya una edad aún no ha sido igualada. Es impresionante la recreación de la ciudad, dónde encontramos prácticamente de todo (restaurantes, aeropuertos, cibercafés, iglesias, hospitales, bancos, taxis, metro, trenes, tiendas e incluso una réplica de la Estatua de la Libertad) y habitada por miles de personas que le dan una gran vida. No hay gente de relleno para llenar la pantalla, cada uno está haciendo algo y no dudarán en interactuar contigo si la acción lo exige. La recreación de los coches y sus múltiples modelos, así como la conducción (santo y seña de la saga) es un placer para cualquier jugador y muchas veces merece la pena sólo coger un buen auto y darse una vuelta para disfrutar de las vistas. Mención aparte merecen las perspectivas de la ciudad que podemos contemplar desde el aire cuando pilotamos un helicóptero. Es magistral como si descendemos podemos comprobar como se va agrandando el paisaje con todo tipo de detalles. A todo esto debemos de decir que la banda sonora como en toda las entregas precedentes es sublime, con una gran variedad de temas de todos los géneros (punk, rock, reague, disco, clásicos, etc).



   En cuanto a jugabilidad ya hemos comentado algo, pero no podemos omitir que estamos ante un juego muy largo (más de 30 horas) pero que no se te hace repetitivo en exceso. La variedad en las misiones es apreciable aunque haya elementos que se repitan. Tendremos que secuestrar, robar, asesinar, seguir, actuar como guardaespaldas, como chófer, traficar, estafar, etc..). Además han incluido un elemento importantísimo como el móvil para estar en contacto con cualquiera de los personajes de la historia o internet para realizar todo tipo de trabajos alternativos o simplemente para el ocio o contemplar nuestras hazañas en los periódicos. Aunque es quizás un poco exagerado en sí en el desarrollo de alguna misión, se puede decir que han intentado darle un toque realista, incluyendo un ciclo de horas (día y noche) y clima que ayudan a darle ese aspecto. La dificultad siempre ha sido también una constante en los juegos de Rock Star y en este caso no será menos. Mientras que habrá trabajitos bastante simplones o sencillos, otros exigirán que saquemos los mejor de nosotros y quizás debamos repetirlos varias veces hasta poder superarlos.

   En definitiva estamos ante un título de los míticos, que sin embargo no se lleva la matrícula de honor porque la versión que yo he jugado (Play Station 3) resulta un poco oscura en las texturas y cuesta acostumbrarse sobretodo al principio. No obstante, y a pesa de que la nota sea un 9,7 estamos ante uno de esos juegos por lo que merece la pena comprarse una consola.


domingo, 28 de agosto de 2011

Gurney larger than life

  
   Ya predije que el recorrido del detective retirado David Gurney distaba mucho de terminar con su primera novela. Su brillante mente y la compleja relación con su mujer Madeleine hacían presagiar que el retiro del ex policía era sumamente anecdótico. John Verdon, que debutara en el mundo literario con Sé lo que estás pensado, vuelve ahora para consagrarse como gran escritor del género negro por excelencia. Su segunda obra, No abras los ojos, y protagonizada también por el incombustible Gurney supera con creces a su predecesora, mostrando a unos protagonistas más humanos y a un escritor con un estilo mucho más definido y maduro.



   En las obras protagonizadas por Gurney (dos hasta la fecha) se observa un claro matiz, una constante que sin duda resulta un gancho efectivo para el lector. Si en el primero de los libros hablábamos del título y la portada, dónde se intuía que el asesino o villano de turno tenía el don de leer el pensamiento, en esta ocasión no es tanto la portada en sí como la contraportada, en la que la pequeña sinopsis atrapa al lector con el morbo y la promesa de una historia aún más retorcida que comienza con la decapitación de una novia el mismo día de su boda. Además, a medida que avanzas en la historia, sus villanos ingeniosos tienen un pasado, un trauma, una historia que les hace ser cómo son. Si en su primera aventura, el trasfondo de alcoholismo tuvo mucho que ver la trama, en esta el oscuro suburbio del sexo y los abusos a menores serán un pilar fundamental de la misma.

   Otro rasgo característico es el método que usa Gurney para resolver los casos. Fiel al estilo de Miss Marple, reconstruye el caso como si fuera un rompecabezas e intenta ir encajando las piezas hasta que el puzzle tenga sentido. Parte de una base imposible, de un escenario de un crimen dónde parece claro lo que ha sucedido pero esto no tiene explicación coherente alguna. Sobran piezas, o faltan algunas que diría el detective, y este método tan particular de resolver los más complejos casos desde su retiro en su casa de campo (curiosamente igual que el autor) le da cierto carisma al personaje para perpetuarse en futuras obras. En medio de todo esto, tenemos la tortuosa relación con su mujer, con quién se enfrasca asiduamente en arduas discusiones que suponen el blanco y el negro, el ying/yang de la historia.



   Esta novela que curiosamente se publica en España antes que en Estado Unidos, consagra tanto a Verdon como uno de los mejores escritores contemporáneos en su género y a Gurney como uno de los protagonistas más prometedores del momento. Un viento de aire fresco, al que no se le vislumbra fin, pues se trabaja ya en una tercera parte y se intuye que ésta tampoco será la última. Resumiendo, el libro es entretenido, bien estructurado, con una buena historia y que engancha desde el primer capítulo. Peca de ser algo predecible como sucedía también en su aventura previa, pero se le perdona por la perfecta fusión que hace Verdon de la vida profesional con la vida personal de su persona,je, dejando muy claro que el bueno de Gurney se desenvuelve mejor en una que en la otra.


sábado, 20 de agosto de 2011

Dejavú ochentero

  
   Los que crecimos en los años ochenta recordamos perfectamente aquél tipo de películas que copaban la cartelera o las televisiones en aquella época. Eran cintas veraniegas, con la justa dosis de acción, misterio, humor y fantasía. Destacaban por estar interpretadas y dirigidas a un público infantil preferiblemente, pero acababan arrastrando a los adultos en masa para verlas. Grandes éxitos de la época como Los Goonies, E.T. o la menos conocida Los Bicivoladores, son auténticos iconos para los de mi generación que hacen fluir enseguida miles de recuerdos a tu mente en cuanto vuelves a ver una escena. Pues todo ese sabor ochentero, todo ese espíritu spielbergiano se concentra en la película de J.J. Abrams (Perdidos) Super 8 que ahora llega a nuestros cines.




   El cine actual carece de alma. La mayoría de las películas que puedes encontrar un fin de semana cualquiera en una multi sala cualquiera son en su mayoría adaptaciones, remakes, continuaciones, o cintas puramente comerciales con afán recaudador. Véase por ejemplo la cartelera que ayer me encontré al llegar al cine: El Capitán América, Super 8, Zoo Loco, Conan El Bárbaro, El origen del plantea de los simios, La boda de mi mejor amiga, Linterna Verde o Destino Final 5. Indudablemente, ante tal magnitud de superhéroes, precuelas, o versiones, sólo la película de Abrams ofrece algo distinto al espectador: retroceder a una época dónde este tipo de cine, películas de verano, te dejaban un sabor difícilmente olvidable. Destaca el buen hacer de los niños en su interpretación, la genial angulación de cámara con planos espectaculares y el genuino sentido de la maravilla y la imaginación de lo desconocido, así como la inocencia infantil y la compasión necesarias para comprenderlo.




   Es obvio que Abrams admira a Spielberg (productor de la cinta). Sus guiños y homenajes se encuentran por doquier en toda la película, lo que no deja de indicar que sin duda estamos ante su sucesor natural. La película no guarda ningún misterio, es una ecuación sencilla que cuenta con dos variables para su éxito: niños y extraterrestres. El guión no es complejo, el ritmo es sencillo, sin prisas pero sin tiempo para el avituallamiento. La espectacularidad de los efectos especiales encajan como no podía ser de otra manera tratándose de quién se trata. En definitiva, un regreso melancólico al futuro, un dejavú macedónico que hace pasar un buen rato en la sala y que te sumerge en un clima de nostalgia absoluto. Una morriña hacia una década pasada, dónde los militares estadounidenses acababan de cerrar el Área 51 (esto ocurrió en 1979 y da pie a la película), dónde inventos como el Walkman se abrían camino, dónde la Guerra Fría marcaba el temor a los soviéticos y comunistas y dónde la película estrenada por Abrams hubiera sido sin duda el éxito cinematográfico de la temporada.




miércoles, 10 de agosto de 2011

jueves, 28 de julio de 2011

Otro Mundo Feliz...

  
   Tengo bastante claro que la mejor forma de descubrir una gran novela es a través del boca a boca. Hay autores o editoriales que tienen gran repercusión a nivel mundial y sus lanzamientos se ven acompañados de grandísimas campañas publicitarias hablándonos de la exquisitez de sus obras. Sin embargo, raramente su éxito se puede parangonar al de aquél título desconocido que llegó a tus manos gracias a la alabanza de una amigo y que despertaría posteriormente las mismas sensaciones en ti. Así es como descubrí La Chica Mecánica, de Paolo Bacigalupi. No se engañen, aunque ha ganado multitud de premios (Hugo, Nébula, Locus, etc) se trata de un auténtico diamante oculto, que no verán en los escaparates de los grandes almacenes, pero que sí son la joya más preciada de los aparadores de las pequeñas librerías con encanto.




   Catalogarla dentro de un género, resulta sumamente sencillo y complejo a la vez. Es obvio que estamos ante una obra de ciencia ficción, ambientada en el siglo XXII, pero no es una novela al uso. El autor plantea desde el inicio un futuro apocalíptico desde una perspectiva inusual. Por un lado, nos muestra un futuro aterrador a la par que posible, dónde la humanidad ha sufrido varias plagas alimentarias que casi han acabado con la agricultura, la vida vegetal y sus frutos. Y a esto hay que sumar el calentamiento global, el agotamiento de los combustibles fósiles, la violencia racial y religiosa, el radicalismo político, la investigación genética o la continua lucha por el poder económico. Nada nuevo bajo el Sol, hasta que encuentras un trasfondo escondido a toda esta tela de araña, a todo este caos al que Bacigalupi conduce a la humanidad. Se trata de una reflexión, una moraleja muy al estilo de Aldous Huxley, un mensaje romántico dentro de una barahúnda comercial. Bacigalupi nos muestra casi ochenta años después de la obra de Huxley, otra versión de su mundo feliz.




   Situada la acción Krung Thep (Bangkok), capital de Tailandia que sobrevive a duras penas aislándose del resto del mundo. Entre la espada y la pared cada vez que se acerca el Monzón por la crecida del nivel del mar, la ciudad se dibuja como una selva dónde cada especie lucha por su supervivencia. Conoceremos a los distintos personajes que protagonizan la historia, y que a medida que nos familiaricemos con ellos, lograremos comprender los sucesos del pasado, el cómo y el por qué el planeta ha llegado a esta situación de catástrofe, dónde la muerte, la hambruna y la miseria reinan en todos los rincones del mundo. Los personajes son todos muy distintos entre sí y con objetivos muy bien diferenciados, pero el desarrollo de la historia deja bien claro que en esta novela no hay buenos ni malos, y que depende de que personaje logre captar mejor tu sensibilidad optarás por un bando u otro. Se borra el límite establecido del Bien y del Mal, la ética es una palabra extinguida y lo único importante es salir adelante, vivir un día más.




   El lenguaje que usa el autor es muy complicado de asimilar hasta que llevas leído bastantes capítulos. La jerga tecnológica y las palabras de la lengua oriunda son recurrentes en la historia, lo que la convierte el una novela de difícil lectura que hay que leer despacio, saboreando cada página como los buenos vinos (para quién le guste el vino claro está...). Esto unido al hecho de que la historia empieza sin que el lector tenga conciencia de los hechos que han llevado a esta situación, hace que los primeros capítulos resulten algo tediosos. No obstante, las piezas van encajando, poco a poco eso sí, y casi sin darnos cuenta nos vemos embarcados en un thriller intenso, con tintes socio políticos y económicos al más puro estilo Le Carrè en su Jardinero Fiel. Sólo que en el futuro ideado por Bacigalupi, las industrias farmacológicas han sido sustituidas por las grandes multinacionales de fabricación de semillas, los piratas informáticos por piratas genéticos y los militares especuladores ansiosos de poder por militares especuladores ansiosos de poder.



   En medio de toda esta oda al ecologismo salpidaca por rivalidades políticas, racismo, masacres y espías, está Emiko. Una chica mecánica, un neoser surgido a partir de la manipulación genética que busca su sitio en este mundo. Son creados para servir y obedecer, para algunos un juguete, para otros un engendro sin ánima. Un esclavo fiel o un máquina perfecta de matar en potencia. Emiko es abandonada a su suerte en una tierra dónde los neoseres son escoria y no duran vivos mucho tiempo. Ella está genéticamente diseñada para la sumisión, son hermosos, las enfermedades no les afectan, son muy rápidos en sus movimientos bajo tensión y viven mucho más tiempo. Pero quizás esta hija de laboratorio tenga más de humana que sus congéneres naturales y encuentre su alma en su desesperada huida de Krung Thep, que en su lengua natal significa cuidad de ángeles y que en la novela resulta más bien una ciudad de ángeles y demonios.


Entré sin llamar..


No me culpes:
vi luz en tu alma y entré...
Es cierto,
no toqué timbre.
no golpeé.
Supuse que esperabas mi llegada.
Lo siento.
Si prejuzgué,
fue sin mala intención,
debes creerlo,
Como sea, estoy aquí:
prepárate,
Porque nunca me iré..


lunes, 25 de julio de 2011

El Club de los 27


   El pasado sábado, el cuerpo sin vida de Amy Winehouse fue hallado en su domicilio de Londres. Por el momento se desconocen las causas del fallecimiento, si bien sus problemas de salud debido a su consumo de drogas eran más que conocidos. Todas las teorías, que se esclarecerán este martes tras salir a la luz los resultados de la autopsia, apuntan a una sobredosis de algún tipo de sustancia de la que era habitual consumidora. El hecho de si se le fue la mano o fue de carácter premeditado quizás nunca lo sepamos, pero lo que si es evidente es que desde el sábado Amy entró a formar parte del Club de los 27.

   El Club de los 27 es el nombre como se conocen a celebridades jóvenes del mundo de la música que fallecieron cuando contaban 27 años. Se trata de auténticos mitos de la música, todos ellos con un talento enorme y en la cúspide de sus carreras, pero todos ellos con personalidades excéntricas y muertes prematuras en extrañas circunstancias: abusos del alcohol, de drogas, accidentes de tráficos, suicidios, etc. Actualmente, son cinco los miembros más conocidos de este ignominioso club, aunque su cifra de socios pasa de la treintena.




   Sus afiliados más famosos son Brian Jones (Rolling Stone) ahogado en una piscina, Jimi Hendrix quién ingirió un coctel mortal de alcohol con somníferos y se ahogó en su propio vómito, Janis Joplin por sobredosis de heroína, Jim Morrison líder de The Doors y encontrado muerto en la bañera de su casa en París aparentemente por un fallo cardiaco aunque las circunstancias de su muerte nunca se aclararon al no realizársele autopsia alguna, y Kurt Cobain líder de Nirvana por autolisis.

   Todos ellos estrellas del rock y el pop que pasan del estrellato al cementerio sin apenas tiempo para digerirlo. ¿Iconos del sueño rockero de morir joven en la cima o estrellas estrelladas? Quizás resulte demasiado duro decir que en alguno de los casos, como el de Winehouse, se veía venir, pero lo cierto es que los historiales de abusos y problemas médicos relacionados con el consumo de sustancias alucinógenas hace pensar en un desenlace como este. El tema del porqué estos jóvenes acuden siempre a las drogas y ven como sus carreras se les escapan de las manos genera mucha controversia. Lo que producirá ningún debate es que la industria discográfica aprovechará al máximo esta crónica de una muerte anunciada estirando al máximo hasta la última maqueta que la cantante haya dejado grabada. 

   Una famosa superstición entorno al club, es que sus celebridades habrían hecho un pacto con el diablo, un acuerdo en el que adquirían una deuda de sangre a cambio del talento, fama y una gran influencia entre la sociedad. Esto sin duda no es más que otra leyenda entorno a la vida y muerte de estos genios de la música que nos dejaron quizás demasiado pronto, pero lo que no se puede negar es que sí hicieron un pacto con Lucifer. Lo que ocurre es que hay que definir muy bien quién es ese diablo, cosa que hizo muy bien Jim Morrison en el epitafio de su tumba en París: "Kata ton daimona eaytoy".. "Cada quien su propio demonio".






sábado, 9 de julio de 2011

Quería decir cuatro cajas...

  


   Inauguro hoy una nueva sección de posts sobre las mejores escenas del cine, a mi modesto entender claro está. Sé que se trata de un tema muy subjetivo y que para gustos colores, pero aún así he decidido hacerlo y podéis rebatirme si así lo creéis en los comentarios (prometo publicar y contestar). Debido a la infinidad de películas, he decidido hacer varios posts que actualizaré cuando vaya teniendo tiempo. Para definir mejor la idea, dividiré los posts por géneros, y he decidido empezar por uno que sé que hará las delicias de alguno de mis lectores habituales: El Western.

   Hablar de western es hablar de un género tremendamente prolífico, a la vez exitoso y popular. El talento de directores como John Ford, Sergio Leone o Howard Hawks se mezcló a la perfección con actores míticos como John Wayne o Clint Eastwood. Sin embargo, se trata de un género también muy criticado por los supuestos expertos que argumentan que son simplemente estereotipos de violencia gratuita, sin alma y con historias vanas de vaqueros duros de gatillo fácil. Estas críticas, se refieren sobretodo a al subgénero catalogado como spaguetti western, término acuñado para las películas europeas (principalmente italoespañolas) que fueron tan divulgadas en los años sesenta. Por eso, este primer capítulo de escenas míticas del cine va dedicado a esta categoría y en especial a uno de los grandes maestros del cine, ya desaparecido, y que quizás no obtuvo en vida el merecido reconocimiento que se ganó: Sergio Leone y su Trilogía del dólar. Con todos ustedes, un pedacito de historia viva del cine.

   El primer eslabón de la Trilogía del dólar lo forma Por un puñado de dólares. En ella, Leone se rodeó de un joven Eastwood y de su amigo Ennio Morricone para la música. El trío repetiría después en todas las partes que componen la trilogía y Ennio seguirá participando también en futuras películas de Leone. En esta cinta, conoceremos a Rubio o al "hombre sin nombre" que hace su primera aparición. El protagonista, encaja con el estándar de antihéroe de la época: sin pasado conocido, misma ropa (el clásico poncho), mismo semblante de tipo rudo y serio, mismo cigarro, mismo sombrero, mismo objetivo (ganar dinero), rapidísimo al desenfundar y capaz de dispararte por la espalda si tiene ocasión. En este escena que vemos, una de las primeras del film y que da nombre al post, observamos todas estas características que acompañarán a Eastwood eternamente para el resto de su carrera cinematográfica:



   El cine de Leone se caracterizaba por diálogos cortos y escenas particularmente largas, dónde la música cobra un papel importantísimo para el desarrollo de la misma. Esa comunión perfecta, entre la maestría del director con la legendaria banda sonora creada por su compañero de escuela Morricone, dieron pie a una nueva forma de concebir este tipo de películas y sin duda forman parte de las obras maestras del cine de manera indiscutible. Esta escena, pertenece a la catalogada mejor western europeo de todos los tiempos, El bueno, el feo y el malo, tercera parte de la citada Trilogía del dólar. Esta considerada como una de las mejores secuencias del mundo del cine, dónde no hay diálogos, sólo la búsqueda ansiosa de un Eli Wallach majestuoso y una sintonía llamada El éxtasis del oro a la postre una de las más reconocidas de la discografía de Morricone.



   Otro de los rasgos característicos del cine del oeste de Leone es un humor propio y muy característico. Son simples frases en momentos de tensión, que sin duda han originado los futuros chistes fáciles con los que los tipos duros de Hollywood nos suelen deleitar en la actualidad. Esta es la última escena de la segunda parte de la trilogía, titulada La muerte tenía un precio, pero que en su versión original se titulaba Por unos pocos dólares más.



   Llegado a este punto, haré un pequeño paréntesis para ofreceros una escena, que aunque no pertenezca en sí al cine de Leone si que pertenece al género del spaguetti western. La he elegido no por su excelencia, sino más bien porque es una secuencia que cuando uno la ve de pequeño permanece en la retina durante mucho tiempo, y por tanto se puede catalogar como una gran escena ya que consigue echar raíces en tu memoria. Se trata sin duda de la mejor secuencia de la película Le seguían llamando Trinidad, y la sonrisa que aparecerá en tu rostro al verla es ineludible:



   Continuamos el paréntesis con otra película de Leone, Hasta que llegó su hora. En esta ocasión se trata de un western crepuscular protagonizado por Charles Bronson. Cuenta una leyenda que Eastwood se negó a hacer el protagonista y que después Leone le ofreció un papel donde moría en la primera escena (que es la que veremos a continuación). No obstante, la anécdota resulta poco creíble pues el personaje de Bronson no se asemeja en demasía con el adoptado por Eastwood en su cintas anteriores. En esta ocasión, el hombre de la armónica, tiene un pasado y un objetivo distinto al de enriquecerse, que podremos descubrir en el duelo final de la película con un malo malísimo Henry Fonda. En la primera secuencia, vemos a un vaquero (Bronson) que se baja del tren donde lo espera una comitiva con cara de pocos amigos. Destaca la frase "yo diría que sobran dos..." refiriéndose a los caballos.





   Continuamos con la pausa obligatoria, para hacer referencia a uno de los mejores western de todos los tiempos, ganador de cuatro Óscars incluido el de mejor película y el de mejor director. Dirigido y protagonizado por Clint Eastwood, Sin perdón rinde un sentido homenaje al género del oeste, con una obra crepuscular dónde Eastwood se despide por todos los honores del que sin duda fue el papel de su vida. La escena, momento cúlmen de la película, es cine en estado puro:


   Y por fin, ponemos la guinda a este extenso post con la que para mí es la mejor (o unas de las mejores) escena del cine de todos los tiempos. Se trata del duelo final de El bueno, el feo y el malo, escena memorable dónde Rubio, Sentencia y Tuco  se citan en un duelo a muerte en el empedrado circular del cementerio, bajo un sol abrasador. Los geniales cambios de angulación de cámara, la excepcional coreografía para posicionarse en el duelo, la estupenda interpretación de los actores y la excelsa sintonía de Morricone llamada El trío que lleva la escena de la mano hacia su clímax final, componen una mezcla sin parangón en la historia del cine hasta ese momento. Otro de mis directores preferidos, Quentin Tarantino (y que tendrá su particular homenaje en esta sección) dijo que El bueno, el feo y el malo es la película mejor dirigida de todos los tiempos.. y ¿quién soy yo para llevarle la contraria al bueno de Quentin?




miércoles, 6 de julio de 2011

El Alcalde del crimen


   Resulta curioso que un autor oriundo de Jaén y residente en Madrid, haya escrito la mejor novela histórica sobre Sevilla, El Alcalde del crimen. Y no le ha debido resultar fácil, pues la época elegida, finales del siglo XVIII no es un período muy tratado por la literatura actual. Sin embargo, Francisco Balbuena ha sabido trazar una trama interesante para el lector, propia de novela negra e intriga, en un lienzo histórico convulso y que enriquece la historia hasta el punto de que es ésta parte histórica la que le da el auténtico sabor a éxito.



   Año 1776, nos encontramos en Sevilla, la segunda ciudad más poblada del reino. Sin embargo, la ciudad hispalense ha perdido todo el esplendor que luciera en los siglos XVI y XVII gracias al tráfico marítimo con Las Indias en favor de una emergente Cádiz. La liberal capital gaditana acuna las nuevas ideas que van surgiendo en Europa, mientras que Sevilla sigue sometida al yugo del Santo Oficio, sumida en un período de oscurantismo, superstición y regresión. En estas, que empiezan a sucederse una serie de asesinatos con un patrón similar: todos son miembros del clero, con un pasado escabroso y que cuyos cadáveres aparecen decapitados en edificios significativos de la ciudad. Pablo de Olavide, gerente de la corona en la ciudad encarga la resolución del caso a un joven Gaspar de Jovellanos, que ejercía de policía y fiscal de la ciudad, un título que por entonces se denominaba Alcalde del crimen.



   Lo más destacable de la obra de Balbuena como ya he dejado entrever, es la magnífica recreación que hace de la época. Prácticamente describe al detalle los edificios emblemáticos de la ciudad, su entramados de calles y sus más recónditos recovecos. Se nos representa a una población con vida propia, movida por unas ideas atrasadas, basadas en el miedo y en sus creencias ancestrales. Otro acierto, son los personajes que protagonizan la novela. Básicamente son Jovellanos y un joven inglés llamado Twiss, que compartirán la aventura pero desde perspectivas diferentes y con objetivos distintos. Mientras que Jovellanos representa la ilustración, es estudioso y legal, Twiss es un aventurero curtido en mil desafíos y hombre de acción (un poco a lo Sherlock y Watson). El primero se basa en su reflexión para tratar de esclarecer los crímenes, mientras que el segundo es más empírico (propio de los ingleses) y prefiere usar la práctica y las pruebas que pueden ir encontrándose. Ambos forman una mezcla útil y que funciona a pesar de sus diferencias y de ser en ocasiones polos opuestos, engendrando una amistad con lazos irrompibles. También habrá sitio en la novela para el amor, de hecho cada protagonista tendrá un romance siendo estos al igual que sus personalidades, muy distintos entre sí, pero extraordinariamente semejantes por la imposibilidad de materializarlos. Los demás personajes secundarios que conforman el elenco enriquecen de forma magistral la historia, pues encontramos desde los aristócratas remilgados, a huérfanos picarescos, médicos extravagantes y visionarios, secuaces sombríos e inquisidores pragmáticos e implacables.



   La novela es muy larga (más de 600 páginas) y por ello el ritmo tiene claros altibajos de tensión que pueden hacer que el lector pierda el interés durante algún capítulo. La alocada persecución del asesino se torna a veces poco convincente, pues la sublime inteligencia del interfector (así llaman al asesino en la novela) roza lo paranormal. Prácticamente todos sus planes se ejecutan a la perfección y se puede decir que prevé con mucha anterioridad cualquier imprevisto y la reacción de sus perseguidores. No obstante, es algo bastante común en este tipo de literatura presentar a una mente criminal tan sublime que atraparla representa todo un desafío. Otro dato que cuenta a favor, es que la trama resulta demasiado enrevesada y compleja, con una enorme cantidad de sospechosos e implicados, una lista casi interminable de víctimas que daría para rellenar un obituario y un engorroso marco histórico alrededor de la investigación dónde se está luchando a muerte entre el Santo Oficio y el Siglo de las Luces.