sábado, 26 de marzo de 2011

La segunda era de los dragones


   Tocaba coger la espada, el escudo o el bastón mágico para enfundarse en la piel de un aventurero en la segunda parte de un juego que hace ya más de año marco un hito en la concepción de juegos de estrategia y rol: Dragon Age. En esta ocasión, y para disgusto de los fans de la primera parte, Dragon Age II da un giro radical, enfocando el título más hacia las consolas que hacia su originario PC y dándole un toque más de acción que de componente rolero. Aunque la esencia del juego se conserva, las formas hacen pensar que más que en una secuela estamos ante un spin-off.



   Gráficamente ha sufrido un notable lavado de cara y ha mejorado, eso sí, tampoco es que sea un derroche de facultades. El motor gráfico cumple dignamente con su función, pero sin ser todo lo bueno que puede llegar a ser un título de la nueva generación. La banda sonora y el sonido en general también son normalitos, pero pecan una vez más de la no traducción al castellano más que con subtítulos. Y esto, en un juego donde priman los diálogos y las decisiones marcarán la pauta a seguir de la aventura se me antoja un factor determinante. Además, los subtítulos son de un tamaño extremadamente pequeño, sin posibilidad de agrandar su grafía, lo que provoca que tengas que pasar un buen rato hasta que te acostumbres a leerlos normalmente.



   En cuanto a la historia, sigue siendo el punto fuerte del título. En esta ocasión, nos enfrentaremos a tareas post Ruina (una ruina es un ataque de engendros tenebrosos liderados por un demonio cada cierto número de años) como limpiar las calles de asesinos y saqueadores o lidiar entre la eterna disputa de magos y templarios. Encarnaremos a un héroe conocido como Hawke (no anónimo como nos tenía acostumbrados los chicos de Bioware) que en el transcurso de su periplo encontrará a aliados que se prestarán a colaborar en sus hazañas y con los que deberemos empezar una relación de amistad/odio o incluso iniciar romances con alguno de ellos. Aunque es más corto que su predecesor, sigue siendo un juego bastante largo que nos propondrá no menos de 20 horas de duración, con infinidad de misiones secundarias que nos mantendrán entretenidos.

   En cuanto a los fallos más plausibles, nos encontramos con el sistema de control. Mucho más caótico y difícil de controlar, te transmite la sensación de estar constantemente machacando la X en los combates. El sistema de mejora de armaduras se ha simplificado hasta el punto de que a los aliados no se les podrá cambiar, sólo mejorar, y la variedad de hechizos, habilidades, pócimas y pociones más o menos se mantiene. El tiempo de carga  también resulta algo pesado, y la poca variedad de escenarios y la poca calidad de los mismos no ayudan a la hora de puntuar este juego.



   Es notorio reseñar que el estudio canadiense ha tardado varios años en diseñar el mundo de Thedas dónde se desarrollarán todos los Dragon Age. Han definido muy concienzudamente las razas, las diferentes clases, la política, la religión, con el más mínimo detalle. Esto hace que cada vez te sientas más cómodo en este mundo y resulte de más comprensión para futuras salidas de títulos. Sin embargo, este DA2 no consigue ofrecer todo lo que prometía y se queda en un 6,5 que pueda servir de estímulo para los que quedan por venir.

   Ahora, a enfundarse de nuevo las cartucheras y desempolvar el viejo winchester para ayudar de nuevo a John Marston a acabar con la plaga zombie que sacude el viejo oeste. Red Dead Redemption: Undead Nigthmare.



miércoles, 23 de marzo de 2011

La verdad dormida

   
   En Canfranc, un pueblo del alto pirineo aragonés, muere Germán Horno, no sin antes dejar bajo secreto de confesión a un joven sacerdote recién llegado una tarea más complicada de lo que realmente aparenta. Tras el fallecimiento, se descubrirá que en realidad el difunto se llamaba Hernan Horns y era el capitán de las temibles SS que ejercía como jefe de la frontera entre la España "amiga" de Alemania y la Francia ocupada en la Segunda Guerra Mundial. Junto al cuerpo inerte del capitán, encuentran innumerables obras de arte y objetos valiosos obtenidos tras el gran expolio nazi. Entre ellas, destacará un cuadro que oculta un secreto ansiadamente buscado por el mismísimo Hitler. El temor de que existan documentos que puedan salir a la luz y que impliquen a personas de las altas esferas que se enriquecieron a costa de las atrocidades y tropelías que cometieron los ejércitos del Tercer Reich, hacen movilizarse de inmediato a los servicios secretos del Vaticano, a sicarios de los bajos fondos contratados por empresas importantes, a la policía e incluso a gobiernos. Con este cóctel, mezcla de suspense, historia e intriga, se nos presenta el último libro de José Luis Galar, La frontera dormida.



   La novela es muy original a pesár de recurrir a algún tópico como son secretos increíbles en pinturas o la herencia nazi. Sin embargo, Galar trata el tema como bien nos tiene habituados: una escritura elegante, con una trama que resulta interesante y entretenida. Destacan antetodo los personajes, que se nos presentan en ese tono gris (ni blanco ni negro) que tanto gusta al autor. Los personajes atraviesan aguas tibias, pasando de ángel a demonio entre capítulos y no llegando a definirse como tal al final del libro. La documentación y ambientación histórica es notable, mostrándonos una variante de los hechos acaecidos durante la segunda gran guerra no tan conocida.

   La historia es breve, y ahí podemos encontrar tanto un punto a favor como uno en contra. Por un lado, se agradece que Galar no se vaya por las ramas, adornando cada párrafo con tal de extirar al máximo la novela. Es un libro que terminará en el momento apropiado, sin que te provoque la sensación de cansancio o aburrimiento que suelen aparecer con las narraciones dilatadas que no llevan a ninguna parte. No obstante, el final de la obra me ha parecido muy precipitado en sus acontecimientos, como si el autor tuviera prisa por terminarlo. Es una lástima que una trama tan bien compuesta y llevada, finalice con ese tornado imparable de suscesos en tan pocas páginas. El final está bien, no me malinterpreten, pero es la forma lo que quizás le resta valor.

   No puedo más que recomendar su lectura para los ávidos de intriga histórica y que sepan apreciar una buena novela. Galar nos desvela con maestría y con un ritmo adecuado, esos espisodios ocultos que bien pudo suceder en las fronteras controladas por el Eje, gracias a la entente entre Hitler y Franco, y que permanecen aún "dormidos".

martes, 15 de marzo de 2011

No me extraña que el ángel se perdiese

   
   Que conste que aprecio a Javier Sierra al que siempre he seguido como colaborador de Milenio 3 y sus reportajes de investigación, pero no puedo mirar para otro lado y hacer una crítica favorable de su última novela El ángel perdido. Tras su éxito con La cena secreta (no la he leído) todo el mundillo literario esperaba la salida de esta obra, si bien creo que se han encontrado de bruces con una gran decepción.


   Empezando por el titulo, con bastante similitud a la última aventura del profesor Langdon (El símbolo perdido) y que peca de la misma falta.. ¿porqué ese título? esta es la pregunta que cualquier lector que se haya leído los dos libros puede llegar a hacerse sin encontrar una respuesta esclarecedora. La novela que Sierra propone es una mezcla de esoterismo con ciencia y religión, un género muy de moda y poco arriesgado. Sin embargo para ofrecer un buen producto hay que combinarlos de una manera ordenada y no de la forma tan caótica como se ha hecho en este caso.



   El ángel perdido viene a ser un relato dónde abundan datos, más datos y al final más datos. Prácticamente el apartado literario brilla por su ausencia dejando paso a continuas leyendas de diversa índole (cristianas, indias, sumerias, armenias, budistas, etc) y un sin fin de interminables y liosos relatos que no harán más que confundir al lector y perderlo en una mar de dudas a medida que las páginas van cayendo (de ahí el título del post). Sinceramente no puedo más que alabar la labor de documentación y la vasta cultura de Javier Sierra, pero eso no basta para hacer una buena novela. El bombardeo continuo de reseñas y referencias incluidas en el libro hacen que te plantees en alguna ocasión si estás leyendo una novela o un artículo de investigación. Además la trama ficticia me ha resultado insulsa y predecible. Casi desde el principio adivinas el final de la historia, que por otra parte la componen unos personajes fríos, distantes, que no dan sensación que puedan existir en la realidad. Si además le añadimos unas connotaciones de magia, rituales, sectas, tradiciones, y los dichosos servicios de espionaje estadounidenses dónde cada agencia además de competir con sus enemigos lo hacen entre ellas (la NSA, la CIA, el FBI o el mismísimo presidente) no hacen sino aumentar la complejidad de este cóctel.

   Todo girará en torno a la figura de Julia Álvarez, una restauradora gallega que se verá envuelta en una intriga a raiz del secuestro de su marido y dónde irán apareciendo los restos del Arca de Noé, las versiones del Diluvio Universal, unas piedras que sirven para hablar con Dios, ángeles mezclados con humanos, tormentas solares catastróficas, etc, que determinarán no sólo el futuro de Julia sino el de todo el planeta y de la galaxia incluso. Esta odisea nos llevará desde Galicia y su Costa da Morte hasta la frontera de Turquía con Armenia dónde reina el monte Ararat (lugar dónde se supone que Noe encayó su nave). Un dato curioso es que Javier Sierra ascendió la cima de la llamada Montaña del Dolor para poder describir bien las escenas finales de su novela que se desarrollarían allí. Sin embargo, no he podido encontrar entre las líneas escritas por el autor ninguna descripción particular avenida por esa experiencia. Para decir que en una cima de más de 5.000 metros de altitud hay fuerte viento, nieve, ventisca y frío, sinceramente no hacía falta un reconocimiento del terreno tan exhaustivo.



   En definitiva, El ángel perdido podría pasar por una novela juvenil si no fuese tan confusa o engorrosa. Contiene todos sus ingredientes, una pizca de misterio milenario, otra de ciencia, otra de mitos religiosos y conspiraciones danbrownescas y un poquito de magia rowinglliana. Sin embargo no pasa de ser una obra que puede resultar entretenida a ratos, pero que carece de alma. Y esto resulta curioso cuando precisamente la obra nos habla de ángeles.


martes, 8 de marzo de 2011

Uncharted o Cómo salvarse milagrosamente en el último suspiro...

  
   Si hay un icono actual para la consola de Sony, es sin duda Nathan Drake, el protagonista de las aventuras Uncharted: El tesoro de Drake y Uncharted 2: El reino de los ladrones. Si nos basamos en que el protagonista es una mezcla curiosa de Indiana Jones y Lara Croft y que el juego o la serie (pues ya se ultima la tercera entrega) se basa en tres pilares ya muy vistos (combates, plataformas y puzzles)... ¿dónde radica el éxito de los chicos de Naughty Dog?


   Algunos jugadores dirían que su fama se debe a los gráficos y la ambientación. No les falta razón. Los escenarios, tanto al abierto como los más cerrados y claustrofóbicos, están recreados con una minuciosidad extraordinaria. Se nota que los diseños llevan un gran trabajo detrás y que el resultado es grandioso. Además, el modelado de personajes y la variedad de entornos (selvas, montañas nevadas, templos en ruinas, ciudades legendarias escondidas, tumbas subterráneas, barcos, trenes, etc) no bajan en absoluto el nivel. Cabe destacar también el cuidado con el que han creado los efectos de la nieve por ejemplo o las explosiones. El rendimiento es notable en la consola, sin apenas bugs reseñables. Quizás el único pero es que el juego que hacen con la angulación de cámara, aunque inteligente, está marcado por mostrar esos increíbles escenarios a grandes rasgos, pero que con la propia acción que imprime la aventura casi no te da tiempo de disfrutar de ello.



   Otros dirán que el apartado sonoro es genial. Tampoco les falta razón. El doblaje a la lengua de Cervantes se puede asemejar al de cualquier doblaje del cine extranjero actual. Los actores ponen voces adecuadas a cada personaje, e interpretan cada situación con bastante realismo. Esto se acompaña con una banda sonora decente, que si bien se repite en los dos Uncharted, es muy acorde con la temática del juego y nos orienta aumentando su intensidad o disminuyéndola según lo que este a punto de sucederle al bueno de Nathan.

   Sin duda habrá quién recurra a su fantástica historia para justificar su notoriedad. Aunque los guiones están por lo general bien organizados, es justo resaltar que existen lagunas en la forma de narrar los sucesos que te despistan un poco (sobretodo en la primera parte). Si en El tesoro de Drake, nos enfrascábamos en la enésima búsqueda de El Dorado, gracias al testamento del célebre pirata y antepasado del protagonista Francis Drake, en El reino de los ladrones tendremos que urgar en las memorias de Marco Polo y sus viajes para hallar el paradero de la legendaria ciudad de Shambhala (para algunos una ciudad real y para otros es sólo un intangible al que sólo se puede llegar con la mente) y en ella encontrar la Piedra Cintamani, una joya relacionada con la tradición budista con propiedades especiales y poco comunes.


   Todos estos argumentos son suficientemente válidos, pero añadiría algunos matices que hacen que la nota final para ambos títulos sea de 9,5 (resaltado esos sí que en este caso, y sin que valga de precedente, la secuela es mejor que la original). Por un lado tenemos un marcado carácter cinematográfico, tanto en escenas entremetidas en la trama como en la propia jugabilidad. Realmente parece que no estás ante un videojuego, sino más bien una película interactiva muy hollywoodiana, con persecuciones, explosiones, tiroteos, saltos, y las recurrentes veces que el personaje se salva de una situación caótica en el último segundo agarrándose al borde de un desfiladero con la falange distal del meñique o correr por el clásico puente de madera mientras este se derrumba, etc. Este carácter peliculero, nos da pie a fases del juego realmente extraordinarias como una en la que avanzamos en un tren en marcha mientras tenemos que sortear los obstáculos físicos que nos pueden hacer caer, los enemigos que nos disparan e incluso un helicóptero de combate que dificultará aún más la labor. Otro aspecto a destacar es su ritmo, que sólo se puede definir como frenético. No decae en ningún momento y mantiene al jugador con niveles altos de adrenalina de principio a fin. Además tenemos que sumar que para la segunda entrega han incluido novedades como unas gotas de sigilo, unas mejoras en el control del combate cuerpo a cuerpo, unos puzzles más intuitivos pero quizás también más fáciles, más jefes finales (helicópteros, tanques, etc), más variedad de enemigos y armas, y han mantenido esa mezcla de realidad y aspectos sobrenaturales (en el primer Uncharted eran una especie de zombies y en la segunda una especie de guardianes monstruos muy resistentes...).


   Concluyendo, en la saga Uncharted encontrarán todo lo que el potencial de PS3 puede ofrecer. Realmente, el que posea una consola de Sony está moralmente obligado a jugarlo. Y es que Drake, tras muchos saltos y piruetas ha caído en mundillo digital con el pie derecho.

domingo, 6 de marzo de 2011

Canijo, ¡Eres la Pera!


   Concluyó ayer el concurso de agrupaciones carnavaleras de Cádiz, tras más de un mes dónde las coplas han sido las verdaderas protagonistas en la capital gaditana. Venía este Febrero con mucha polémica por el sorteo de las entradas, por las nuevas normas del concurso, por la cantidad de participantes que vaticinaban un considerable descenso en la calidad de las agrupaciones, etc. Esto último se cumplió a rajatabla y se puede asegurar que hasta la fase de semifinales no pudimos ver la verdadera cara de la competición.

   En la modalidad de Chirigotas el primer premio ha sido más que merecido. "Ricas y Maduras", nacida de la ocurrente genialidad del Canijo de Carmona  y de la guitarra de Tino Tovar, ha sido a mi modo de ver la mejor chirigota de este año. Con un gran tipo, una presentación dónde se le sacaba punta a cada una de las frutas, unos pasodobles que nunca defraudan si es Antonio Serrano el que los crea, un popurrí con cuartetas muy divertidas como siempre y sobretodo una innovación con los cuplés dónde el final de cada frase dada pie al chiste y se invitaba al público a cantar con ellos. Merecido también el segundo premio a la chirigota de Kike Remolino, "Los Joaquín Pamplina, cantautores de la Plaza Mina", aunque creo sinceramente que han bajado algo su listón con respecto a años anteriores. Una mención especial para la chirigota de Sevilla de Alvarado y Vergara que por segunda vez se han colado en una final (con todo el mérito que eso tiene) y por segunda vez saborean las mieles de un tercer premio, que como ellos mismos reflejaron en la letra de un pasodoble, les sabe a primero. Quizás podían también haber estado "Número 1 en ventas en gasolineras" del siempre genial Selu, pero ni son todos los que están, ni están todos los que son.





   A la hora de premiar a las Comparsas, siempre pasa lo mismo. Hay mucha calidad en varias agrupaciones, y cada uno tiene un favorito y un claro vencedor en su mente. Sin embargo, el que puntúa es el jurado, y como decía Sean Connery en Highlanders, sólo puede quedar uno. Habrá quién este a favor y quién muestre su desacuerdo con los premios de este año o con el orden de los mismos ("Juana la Loca" de Tino Tovar, "Los Currelantes" de Jesús Bienbenido y el tercer premio para "Las locuras de Martin Burton" del gran Antonio Martín), pero todos coincidirán en que es muy difícil ser jurado y tener que elegir entre tantas grandes comparsas. Para mí, la que más me ha gustado ha sido "Los Príncipes" de Juan Carlos Aragón (siempre arriesgándome por el novato ¿verdad?) pero reconozco que las premiadas también han demostrado que su sitio en la final era más que justificado.



   Un punto a resaltar es que los Cuartetos parecen que están resurgiendo, y gracias a la cantera parece que en los próximos años tendremos buenas agrupaciones en esta modalidad, si bien también es justo pensar que el cuarteto del Morera que con el de este año lleva ya cuatro primeros premios consecutivos, va a marcar una época, pues son tan buenos que parecen estar a años luz de sus rivales.



   De los Coros no suelo opinar porque no los sigo. Lo reconozco, soy seguidor del Carnaval de Cádiz, pero los coros no me han gustado nunca. Sin embargo este año, el primer premio, los "Allegro Molto Vivace" de Nandi Migueles me han parecido muy originales (además se han llevado la aguja de oro al mejor tipo). Resaltar eso sí, la ausencia del coro del pregonero Julio Pardo, que tras 27 años consecutivos (hablo de memoria) se han quedado a las puertas.

   En definitiva, un concurso que empezó con polémica y que ha terminado repartiendo premios justos, pero con pocos riesgos. Los primeros premios (salvo el de comparsa quizás) eran bastantes esperados.

viernes, 4 de marzo de 2011

The Walking Dead... malagueños


   Estamos acostumbrados a que cuando se produce un apocalipsis zombie que acabará con la humanidad tal y como se conoce, o un ataque alienígena que ponga en jaque a supervivencia del ser humano, estos ocurran al otro lado del pacífico. Por eso, no pude evitar una ligera sonrisa cuando encontré una novela que trataba sobre una pandemia mundial donde los muertos volvían a la vida (y usaban a los supervivientes como tentempié) desarrollada integramente en Málaga. ¡Ya era hora! pensé,  y es que todos estamos cansados de ver como los EEUU salvan continuamente al planeta, y por una vez los españoles tendríamos esa responsabilidad... ¿lo habremos conseguido? ¿o sólo llegamos a una chapuza made in Spain?... Con todos ustedes Los Caminantes de Carlos Sisí.



   Últimamente estoy teniendo bastante suerte y todo lo que leo es de gran calidad. No me esperaba que este relato de terror estuviera tan bien escrito, fuera tan entretenido y resultase tan ameno. Empecemos por el principio. Hace unos dos o tres años, la literatura de terror basada en el fenómeno zombie sufrió un impulso gracias a una novela de un novel autor titulada Apocalipsis Z (que no he leído... aún). El éxito fue rotundo y catapultó a otros autores a escribir novelas similares para un público que respondía (más aún con el éxito de la serie de TV The Walking Dead). De este grupo, precisamente destaca nuestro Carlos Sisí y sus caminantes, dónde realmente a sabido transmitir una historia de terror clásica pero con ciertos elementos innovadores.

   Sisí reune en su obra los ingredientes clásicos que todos recordamos de las invasiones zombies: un  grupo de supervivientes refugiados obligados a hacer arriesgadas excursiones en busca de provisiones, las recurrentes alcantarillas, las explicaciones pseudocientíficas para la pandemia, las trágicas muertes y transformación de algunos protagonistas, etc. Sin embargo, el relato se sustenta en tres pilares fundamentales: unos personajes bien definidos y variados (que hacen que pronto te identifiques con alguno de ellos), unos zombies que dan un giro drástico a lo habitual mostrándose más terroríficos si cabe pues su comportamiento y la descripción que se hace del mismo es sensacional (unas veces son torpes y lentos, otras veces cambian y se vuelven ágiles y raudos, no se cansan nunca, etc..) y un villano que sin duda se convertirá pronto en un clásico pues al ser un vivo entre los muertos dota a estos de lo que carecían en todas la historias anteriores: inteligencia. El padre Isidro, un cura que por alguna extraña razón que no desvelaré no es atacado por los revividos y se convierte en el líder de estos lanzándolos en masa en busca de supervivientes y alimentando su locura de que el día del Juicio Final ha llegado y de que Dios lo ha elegido a él para purgar el planeta de impuros.



   He disfrutado mucho leyendo este libro y me ha dejado un gran sabor de boca. De hecho me he hecho con la segunda parte Los caminantes: Necrópolis (aunque la primera parte es totalmente autoconclusiva) y estoy deseando hincarle el diente (aunque antes debo de terminarme El ángel perdido que ya he empezado). En resumen, os recomiendo encarnecidamente esta novela, tanto para los amantes del género como para los no iniciados. Los primeros encontrarán lo que buscan: terror, adrenalina, ritmo cinematográfico constante, mucho gore y litros de sangre, mientras que para los segundos quizás tenga más importancia la relación entre los personajes, sus miedos, sus esperanzas y el reflejo de una sociedad que se ha buscado su propio final, una metáfora de la vida. Eso sí, puede que se presente alguna que otra pesadilla, pues no deja de ser impactante la imagen de estar encerrado en tu casa con el cadáver andante del vecino aporreando la puerta incansablemente porque sabe que tú estás dentro.