miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Y si Orfeo se hubiese enfadado?


   Shadows of the Damned, la última aventura salida de la mente de los míticos, Suda 51Mikami y Yamaoka parece una versión exagerada del famoso episodio de Orfeo y Eurídice de la mitología. No estamos ante un juego revolucionario, ni que suponga una evolución técnica destacada, más bien se trata de un tipo de videojuego visto ya en multitud de ocasiones, una aventura en tercera persona con cámara al hombro en la que nos vamos enfrentando a multitud de ordas de demonios de diversos tipos, a complejos puzzles y jefes finales bastante exigentes. Lo que realmente hace destacar a este título entre los demás es su desgarrante y ácido sentido del humor, presente durante todo el desarrollo de la aventura.Que el humor negro y desenfadado sea el argumento más notable para destacar un videojuego no dice mucho a favor del mismo. Sin embargo en esta ocasión haremos una excepción.



   Nos enfundamos en la piel de García Hotspur, un cazademonios hispano al que el todopoderoso señor del inframundo Fleming  ha raptado a su novia  Paula para desafiarle. Como no podía ser de otra manera, y con el apoyo de nuestro fiel Johnson (una calavera parlante y chistosa que es también un demonio y que tiene la habilidad de transformarse en diversas armas) nos embarcaremos en un viaje de locos en el más chiflado de los infiernos que hayamos conocido. Un infierno por ejemplo dónde las puertas están selladas con vello púbico de demonio, dónde las cerraduras son cabezas de bebés llorones que se abren con fresas, ojos o cerebros y dónde los puntos de guardado son bichos con alas que defecan cuando guardas.



   En cuanto a lo que a la jugabilidad se refiere, la propuesta de Grashopper es un título de acción clásico y bastante lineal. No hay coberturas y resulta frenético porque no da tregua al jugador en casi ningún momento. Deberás de jugar con la luz y la oscuridad durante toda la partida tanto para resolver los puzzles como para derrotar a ciertos enemigos. La banda sonora y el apartado sonoro es digno, pero los gráficos quedan un poco por debajo de lo que habría que pedirle a un juego de esta generación. Este defecto parece no obstante hecho a conciencia, como si los desarrolladores hubiesen confiado en el argumento y su sentido del humor para triunfar descuidando un poco el apartado técnico. Por ello mi nota es un 7, pues estamos ante un juego sorprendente en muchos sentidos y muy prometedor pero al que quizás le ha faltado pulirlo un poco más ante de sacarlo a la luz.